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Por la Dra. Gisela Alarcón Rojas, Decana de la Facultad de Medicina y Ciencias de la Salud U. Central, ex-Subsecretaria de Redes Asistenciales.

Las listas de espera (LE) y los tiempos de espera (TE), están nuevamente en la agenda comunicacional y más allá de los números y tendencias, sabemos que detrás de esos datos existen personas y familias que día a día sufren por la falta de resolución de su problema de salud y que esta situación afecta a quienes viven en condiciones de mayor vulnerabilidad, pues carecen de recursos para buscar otra opción. Lo anterior produce una justa insatisfacción y desconfianza en el sistema de salud, peores resultados sanitarios y mayor costo por acceso retrasado a terapias o intervenciones, entre otras cosas.

Por otra parte, las LE y los TE nos indican cómo está funcionando el sistema de salud en su integralidad, desde su gobernanza y rectoría hasta la gestión en cada uno de los territorios, considerando la disponibilidad de recursos, la eficiencia en su uso, la formación y capacitación de profesionales y técnicos en salud, los sistemas de información y -especialmente- el modelo de atención, que no se ha logrado centrar a cabalidad en las personas, familias y comunidades, de manera integrada, con calidad y con base en la atención primaria de salud.

Frente a esto, no bastarán acciones aisladas en algunos de estos puntos, pues se requiere de una acción conjunta, de distintos actores, incluida la academia, intersectorial e interdisciplinar, que promueva, con sentido de urgencia, cambios esenciales en nuestro sistema de salud. Con la capacidad de dar una nueva mirada a la gobernanza, a las redes asistenciales, así como a un modelo de atención que incorpore con mayor protagonismo a los/as profesionales de la salud no médicos, acercando también las tecnologías de diagnóstico y tratamiento a las personas.